Diversos sectores sociales se han pronunciado por
establecer sanciones o restricciones más severas
hacia los jóvenes ya sea para castigarlos con
mayor severidad o bien con el argumento de protegerlos
de la victimización delictiva. En el primer
caso se discute la conveniencia de reducir la edad
penal y en el segundo se discuten medidas de restricción
como los llamados "toques de queda" que
pretenden limitar o restringir la presencia o permanencia
de los menores en determinados sitios. Quienes apoyan
tales medidas argumentan, sin mostrar evidencias,
que su aplicación reduce tanto la criminalidad
como la exposición de los jóvenes a
ella. El objetivo del presente ensayo es demostrar
que este tipo de medidas no tiene fundamentos técnicos
que solventen dichos argumentos. Este tipo de medidas
lejos de representar una solución real al problema
de la delincuencia y a la victimización hacia
los jóvenes constituyen más bien un
signo inequívoco de oportunismo político
que aprovecha la desesperación ciudadana ante
la situación de inseguridad que priva en muchas
ciudades del país.
La
participación de jóvenes en la delincuencia
La
percepción que se tiene de la alta participación
de menores en actividades delictivas no corresponde
con lo que señalan las estadísticas
disponibles. Los datos muestran que durante los últimos
diez años los casos puestos a disposición
de los Consejos para Menores se han mantenido estables
he incluso han mostrado un descenso en los últimos
años (Ver ilustración 1). En lo que
respecta a la participación de los jóvenes
como víctimas del delito no existe información
disponible que permita conocer con precisión
el número, la frecuencia, el tipo de delitos
y la hora en que ocurren, información indispensable
para establecer una relación causal específica
entre el grado de exposición al riesgo y las
medidas de protección que se requieren.
Ilustración
1. Casos puestos a disposición del Consejo
de Menores 1990-1999

Fuente: INEGI. Anuario Estadístico, Estados
Unidos Mexicanos, Edición 2000.
Al
igual que en el universo delictivo de los adultos,
en el de los jóvenes existe un subregistro
de eventos delictivos que explicaría también
la enorme distancia que existe entre percepción
ciudadana y las estadísticas delictivas. En
términos generales y por diversas encuestas
de victimización realizadas, se estima que
en México la cifra de no denuncia es cercana
al 80%. Esto significa que las estadísticas
que se manejan representarían apenas el 20
por ciento de la cifra de "delincuencia real".
No obstante estos señalamientos, se sabe que
la participación de menores en actividades
delictivas es considerablemente menor a la de los
adultos. Si se compara el número de presuntos
delincuentes registrados en los juzgados de primera
instancia del fuero común durante 1999 (118,292),
con los casos de menores puestos a disposición
de los Consejos Tutelares en el mismo año (2,623),
estos representan apenas el 2.16% del total de criminalidad
registrada (Ver Ilustración 2).

Relación
entre penas más severas y disminución
de la criminalidad
Diversos
estudios criminológicos tanto nacionales como
internacionales han demostrado que no existe relación
alguna entre la severidad de las penas y la reducción
de la criminalidad. Esta certeza científica
sin embargo, no ha encontrado eco en los gobernantes,
políticos, legisladores y ciudadanos en general
que insisten en elevar sus creencias y pasiones al
rango de verdad. Dado lo limitado del espacio, olvidemos
la falacia del argumento y otorguemosle cierto grado
de credibilidad. Supongamos por un momento que la
edad penal es reducida no a 16 años como pretenden
quienes apoyan esta modificación legal sino
a 10 años, e incluso menos. El verdadero problema
en México es la impunidad, es decir que la
gran mayoría de los delitos que ocurren no
son denunciados, y de los que los son, sólo
en 4 de cada 100 casos se detiene a un presunto responsable.
Esto significa que por más severos que sean
nuestros castigos (pena de muerte, cadena perpetua,
condenas múltiples de 60 años, etc)
estaríamos castigando sólo a una pequeña
fracción, la gran mayoría se evadiría
de la justicia tal y como lo hace hoy, no importando
si es menor o adulto.
Experiencias sobre la implantación del toque
de queda
En
México son prácticamente inexistentes
los estudios realizados sobre la efectividad de medidas
como el "toque de queda". Por ello es necesario
recurrir a estudios realizados fundamentalmente en
los Estados unidos de Norteamérica donde este
tipo de medidas tienen una aplicación más
extendida y han sido objeto de análisis científico
riguroso.
En
los Estados Unidos ha esta medida de restricción
se le conoce como "curfew" y ha sido ampliamente
utilizada y defendida por políticos y funcionarios
públicos como una medida efectiva para reducir
la delincuencia asociada con los jóvenes así
como argumento para evitar su victimización.
En uno de los estudios más serios se analizó
la relación entre la aplicación del
"toque de queda " (en inglés el término
curfew es más amplio ya que no se limita la
restricción al horario nocturno sino que existen
también restricciones de tipo diurno, como
por ejemplo evitar aglomeraciones en las escuelas
y sus inmediaciones) y la delincuencia juvenil en
el Estado de California de 1980 a 1997 encontrándose
que no existen elementos para suponer que aquellas
jurisdicciones con una prácticas de "toques
de queda" tuvieran menores índices delictivos,
que reducieran la participación de jóvenes
en la comisión de delitos o que evitaran una
mayor número de víctimas jóvenes
en comparación con aquellas jurisdicciones
que nunca implantaron la medida. Las conclusiones
de este estudio conciden con otros en que el "toque
de queda" no reduce la delincuencia de menores
ni su exposición a ella, esto quedó
demostrado para todos los grupos étnicos, tipos
de delito y zonas en las que se aplique la medida.
En los casos en que se ha encontrado un efecto significativo
de la medida, fue paradójicamente un incremento
de la criminalidad y sobre todo, algo común
en toda las áreas, un número mayor de
arrestos.
Las
reacciones favorables iniciales de la comunidad hacia
la medida, paulatinamente están cambiando puesto
que la imposición de esta restricción
esta deteriorando las relaciones familiares al ocasionar
enfrentamientos entre los miembros del hogar, pérdidas
económicas a los establecimientos comerciales
y de diversión y un creciente sentimiento de
violación de las garantías individuales.
Un ejemplo. En Monravia, California donde existe un
"toque de queda diurno" un joven que salió
a comprar comida a un restaurante de comida rápida
fue detenido e interrogado cinco veces por cinco policías
diferentes en el mismo trayecto. Aquí mismo
el jefe de la policía ha solicitado a los padres
de familia que registren a sus hijos para que les
den una credencial que les identifica como estudiantes
de cursos especiales y que tienen necesidad de estar
en la calle durante el periodo de restricción.
Por esa razón una asociación local ha
empezado a difundir unos pósters que dicen
"¿FUNCIONA EL TOQUE DE QUEDA DIURNO?"
PREGÚNTALE A LOS EXPERTOS.
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