Versión estenográfica de las palabras del Presidente Vicente Fox
Quesada, durante la presentación del Programa Nacional de Atención y
Prevención del Fenómeno de la Infancia y Juventud en Situación de la
Calle "De la Calle a la Vida", realizada en la Hondonada de la
Residencia Oficial de Los Pinos, 6 de marzo de 2001.

Buenas tardes. Déjenme decirles primero lo que siento en este momento.

Qué bueno que tenemos la oportunidad de escuchar de manera directa, sin maquillaje alguno, el sentimiento de las niñas, los niños, los y las jóvenes de la calle.

Creo que es muy importante para quienes tomamos decisiones, para quienes han asumido compromisos para atender esta situación, escuchar la verdad, sin ocultamiento alguno porque llega al corazón, se marca de manera indeleble la necesidad de responder como sociedad y como país a los muchos, muchísimos problemas que hemos venido acumulando a través del tiempo: rezagos y más rezagos en todos los frentes.

Y vale la pena preguntarnos por qué no hemos sido capaces de responder a estas preguntas que nos hicieron el día de hoy, por qué no hemos sido capaces de resolver estas apremiantes demandas y necesidades.

De lo que a mí toca, me encanta --a veces hasta parece uno masoquista- - escuchar la verdad, vivirla; ir a las comunidades marginadas, ir a las comunidades indígenas, ir a los municipios más pobres del país, ir a los lugares donde están las jóvenes y los jóvenes de la calle porque sólo de vivir, sólo de observar, sólo de escuchar pueden nacer los sentimientos, las emociones y los compromisos.

Ciertamente el reto es grande, muy amplio. A veces parecería que uno pudiera perder la energía y el valor de enfrentar estos retos, pero a mí me parece que se produce el efecto contrario.

Escuchar lo que acabamos de escuchar actúa como un acicate para redoblar el paso, para buscar en cualquier rincón --aún debajo de las piedras-- cómo podemos tener los recursos para atender lo que no se ha atendido.

Me encanta escuchar a las organizaciones no gubernamentales, siempre hablando con la verdad también, siempre expresando la situación real en la que se encuentran, siempre apasionadas por el tema que atienden, siempre luchando por salir adelante. Esto es lo que nos lleva a buscar una asociación estratégica, a sumar esfuerzos.

Quiero decirles que como Gobierno, vamos a hablar siempre con la verdad, vamos a escuchar siempre la verdad, vamos a buscar que se conozcan las historias reales de lo que sucede en nuestro país.

Ese ya, en sí mismo, es un gran paso adelante; un gran paso adelante y que ojalá los medios de comunicación nos apoyen, nos ayuden a difundir, a distribuir esta información que cala, que sensibiliza pero que también ciertamente mueve a la acción, mueve al compromiso.

Niñas y niños, queridos jóvenes, amigas y amigos:

Al asumir la Presidencia de la República me comprometí a abrir nuevos cauces para la participación social en la solución de los problemas de México.

Hoy, al presentar este Programa de Atención a las Niñas y Niños de la Calle, a las y los jóvenes, damos un importante paso adelante en este sentido. Estamos cumpliendo la palabra que empeñamos con las niñas y los niños de la calle; comprometernos a convocar a un gran esfuerzo del Gobierno y de la sociedad civil organizada, para trazar un programa de largo plazo que permita atacar de fondo este problema.

No sólo atendiendo aquellos que ya viven en la calle, sino creando los mecanismos para evitar que este asunto se vuelva a presentar.

El nombre de este Programa "De la Calle a la Vida", fue sugerido por aquellos, aquellas con quienes el Gobierno ha ido construyendo este Programa y que son, precisamente, las asociaciones ciudadanos dedicadas a proteger, cuidad, rehabilitar y apoyar a niños que han vivido o viven en las calles.

Asociaciones que han vivido la experiencia, que han constatado que sí es posible, que sí se puede, que se reintegre a una vida social, útil, plena, con oportunidades y opciones. Aunque difícil y completo, es posible transitar el camino para lograrlo y convertir esta esperanza en certeza.

Pocas causas tan importantes para sumar esfuerzos, como la de los niños y las niñas de la calle.

Todos somos testigos a diario de la inaceptable realidad de las chiquillas y chiquillos abandonados.

Desde las esquinas y las plazas, desde las calles y los lotes baldíos, nos recuerdan a cada momento lo mucho, lo muchísimo que nos falta por hacer para convertirnos verdaderamente en un sociedad democrática.

No podemos hablar cabalmente de democracia, cuando la irresponsabilidad, la indiferencia condenan a más de 100 mil pequeños a la soledad y al desamparo.

No podemos hablar cabalmente de libertad, cuando no hemos sido capaces de garantizar a miles y miles de niñas y niños el derecho a elegir, su derecho a elegir una vida feliz, a contar con amor y afecto, a tener una familia, a estar sanos y bien alimentados, a jugar y a aprender, a tener en suma todas las oportunidades de vida y desarrollo que merecen.

No podemos hablar cabalmente de justicia en medio del maltrato y el abuso que estos pequeños sufren todos los días. En fin, no podemos construir el México libre, justo y pujante que anhelamos si lo hacemos al margen de las niñas y niños del país.

Vamos entonces a entrarle, a entrarle todos y todas, a resolver esta deuda enorme que tenemos con ellos.

El Gobierno Federal, los estados y los municipios, las organizaciones de la sociedad civil, los empresarios, las comisiones de Derechos Humanos, las representaciones de organismos internacionales especializadas en el tema, las universidades, todas las mujeres y los hombres de buena fe que en este país somos la inmensa mayoría.

Vamos a echarle un montón para darle fin al drama terrible de los niños de la calle.

La energía de la sociedad civil está en el origen de los profundos cambios que henos vivido en los últimos tiempos. En esa actitud social tenemos el patrimonio más valioso para darle forma a las grandes transformaciones que queremos para México.

Éste es un Gobierno ciudadano, un Gobierno que se nutre de la creatividad y del compromiso social; del espíritu de participación que late en los corazones de las y los mexicanos, encontrarán siempre un aliado en mi Gobierno. Juntos podemos mucho, solos, casi nada.

Para lograr el éxito en un problema crónico y complejo que involucra a muchos factores y actores, es fundamental crear un sistema que conjunte las capacidades de todos y de todas.

No es sólo el futuro de México lo que está en juego en cada una de nuestras niñas y niños, es también el presente de la patria.

El reto es enorme y muchos y complejos los obstáculos, pero toda meta se alcanza andando, se alcanza tomando decisiones, se alcanza trabajando en equipo, y no hay de otra más que ponernos a trabajar, arremangarnos la camisa de inmediato, hoy, como ya se dijo.

Tal como nos lo acaban de señalar, el Gobierno deja mucho que desear, es correcta esa apreciación y uno de nuestros grandes retos es hacer un Gobierno de calidad; un Gobierno transparente y que rinda cuentas; un Gobierno humanista y un Gobierno de resultados; un Gobierno que cueste menos, que rinda más, que deje de consumir tanto dinero hacia adentro como buen glotón y que ese dinero regrese directamente a los programas, a las inversiones, a los proyectos.

Sólo en este año estamos comprometiéndonos a lograr ahorros por un nivel de 30 mil millones de pesos y es un compromiso grande y un desafío; 30 mil millones de pesos que el año que entra regresarán a la sociedad y no se consumirán hacia adentro del Gobierno.

Efectivamente tenemos muchos programas que eliminar, tenemos muchas dependencias que desaparecer, tenemos muchos gastos superfluos que eliminar, tenemos muchos procesos que mejorar, tenemos mucha productividad que alcanzar. Ésa es una de las aportaciones grandes que queremos hacer: un Gobierno de calidad y un Gobierno eficaz.

También queremos y estamos luchando para hacer crecer la economía, lo cual significa hacer crecer las oportunidades para cada familia y para cada persona; significa hacer crecer el ingreso de cada trabajador, de cada ejidatario, de cada padre de familia.

Es indispensable que las familias en México tengan el ingreso suficiente para tomar sus propias decisiones y para lograr su propio nivel y calidad de vida, que es urgente en nuestro país. Las niñas y los niños de la calle están en mi pensamiento cada día, lo están nuestros hermanos y hermanas indígenas, lo están los 40 millones de pobres que hemos acumulado en nuestro país, 40 por ciento de la población. Todos y todas están en mi pensamiento cada día, son el motivo de nuestro trabajo y son la prioridad más amplia en nuestro Gobierno. Esto es cierto también para cada uno de los miembros del gabinete y del equipo de Gobierno.

Por ellos, por todo este conglomerado trabajamos todos los días todos y todas los que formamos parte de este Gobierno. Pero no basta tener buenas intenciones, tener compromiso y tener ganas de hacer las cosas. Tenemos que dar resultados y lo sabemos bien, y tenemos que responder a las expectativas de ustedes y a las esperanzas de estos jóvenes y de estos chiquillos.

Es para ellos que le queremos dar forma a un nuevo México. Con ellos queremos construir una patria en la que desaparezca la realidad dolorosa que sufren.

Soñamos un México donde exista, donde no existan el abandono, el desamor, el hambre, la violencia y la falta de oportunidades. Ese sueño está a nuestro alcance. Nos podrá tomar más o menos tiempo, pero depende para recorrer esa distancia de la capacidad que tengamos de sumarnos; de sumarnos para trabajar juntos y en equipo.

Ese sueño entonces está a nuestro alcance, hay que salir a su encuentro.

Muchas gracias.

 

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