Buenas
tardes. Déjenme decirles primero lo que siento
en este momento.
Qué
bueno que tenemos la oportunidad de escuchar de manera
directa, sin maquillaje alguno, el sentimiento de
las niñas, los niños, los y las jóvenes
de la calle.
Creo
que es muy importante para quienes tomamos decisiones,
para quienes han asumido compromisos para atender
esta situación, escuchar la verdad, sin ocultamiento
alguno porque llega al corazón, se marca de
manera indeleble la necesidad de responder como sociedad
y como país a los muchos, muchísimos
problemas que hemos venido acumulando a través
del tiempo: rezagos y más rezagos en todos
los frentes.
Y
vale la pena preguntarnos por qué no hemos
sido capaces de responder a estas preguntas que nos
hicieron el día de hoy, por qué no hemos
sido capaces de resolver estas apremiantes demandas
y necesidades.
De
lo que a mí toca, me encanta --a veces hasta
parece uno masoquista- - escuchar la verdad, vivirla;
ir a las comunidades marginadas, ir a las comunidades
indígenas, ir a los municipios más pobres
del país, ir a los lugares donde están
las jóvenes y los jóvenes de la calle
porque sólo de vivir, sólo de observar,
sólo de escuchar pueden nacer los sentimientos,
las emociones y los compromisos.
Ciertamente
el reto es grande, muy amplio. A veces parecería
que uno pudiera perder la energía y el valor
de enfrentar estos retos, pero a mí me parece
que se produce el efecto contrario.
Escuchar
lo que acabamos de escuchar actúa como un acicate
para redoblar el paso, para buscar en cualquier rincón
--aún debajo de las piedras-- cómo podemos
tener los recursos para atender lo que no se ha atendido.
Me
encanta escuchar a las organizaciones no gubernamentales,
siempre hablando con la verdad también, siempre
expresando la situación real en la que se encuentran,
siempre apasionadas por el tema que atienden, siempre
luchando por salir adelante. Esto es lo que nos lleva
a buscar una asociación estratégica,
a sumar esfuerzos.
Quiero
decirles que como Gobierno, vamos a hablar siempre
con la verdad, vamos a escuchar siempre la verdad,
vamos a buscar que se conozcan las historias reales
de lo que sucede en nuestro país.
Ese
ya, en sí mismo, es un gran paso adelante;
un gran paso adelante y que ojalá los medios
de comunicación nos apoyen, nos ayuden a difundir,
a distribuir esta información que cala, que
sensibiliza pero que también ciertamente mueve
a la acción, mueve al compromiso.
Niñas
y niños, queridos jóvenes, amigas y
amigos:
Al
asumir la Presidencia de la República me comprometí
a abrir nuevos cauces para la participación
social en la solución de los problemas de México.
Hoy,
al presentar este Programa de Atención a las
Niñas y Niños de la Calle, a las y los
jóvenes, damos un importante paso adelante
en este sentido. Estamos cumpliendo la palabra que
empeñamos con las niñas y los niños
de la calle; comprometernos a convocar a un gran esfuerzo
del Gobierno y de la sociedad civil organizada, para
trazar un programa de largo plazo que permita atacar
de fondo este problema.
No
sólo atendiendo aquellos que ya viven en la
calle, sino creando los mecanismos para evitar que
este asunto se vuelva a presentar.
El
nombre de este Programa "De la Calle a la Vida",
fue sugerido por aquellos, aquellas con quienes el
Gobierno ha ido construyendo este Programa y que son,
precisamente, las asociaciones ciudadanos dedicadas
a proteger, cuidad, rehabilitar y apoyar a niños
que han vivido o viven en las calles.
Asociaciones
que han vivido la experiencia, que han constatado
que sí es posible, que sí se puede,
que se reintegre a una vida social, útil, plena,
con oportunidades y opciones. Aunque difícil
y completo, es posible transitar el camino para lograrlo
y convertir esta esperanza en certeza.
Pocas
causas tan importantes para sumar esfuerzos, como
la de los niños y las niñas de la calle.
Todos
somos testigos a diario de la inaceptable realidad
de las chiquillas y chiquillos abandonados.
Desde
las esquinas y las plazas, desde las calles y los
lotes baldíos, nos recuerdan a cada momento
lo mucho, lo muchísimo que nos falta por hacer
para convertirnos verdaderamente en un sociedad democrática.
No
podemos hablar cabalmente de democracia, cuando la
irresponsabilidad, la indiferencia condenan a más
de 100 mil pequeños a la soledad y al desamparo.
No
podemos hablar cabalmente de libertad, cuando no hemos
sido capaces de garantizar a miles y miles de niñas
y niños el derecho a elegir, su derecho a elegir
una vida feliz, a contar con amor y afecto, a tener
una familia, a estar sanos y bien alimentados, a jugar
y a aprender, a tener en suma todas las oportunidades
de vida y desarrollo que merecen.
No
podemos hablar cabalmente de justicia en medio del
maltrato y el abuso que estos pequeños sufren
todos los días. En fin, no podemos construir
el México libre, justo y pujante que anhelamos
si lo hacemos al margen de las niñas y niños
del país.
Vamos
entonces a entrarle, a entrarle todos y todas, a resolver
esta deuda enorme que tenemos con ellos.
El
Gobierno Federal, los estados y los municipios, las
organizaciones de la sociedad civil, los empresarios,
las comisiones de Derechos Humanos, las representaciones
de organismos internacionales especializadas en el
tema, las universidades, todas las mujeres y los hombres
de buena fe que en este país somos la inmensa
mayoría.
Vamos
a echarle un montón para darle fin al drama
terrible de los niños de la calle.
La
energía de la sociedad civil está en
el origen de los profundos cambios que henos vivido
en los últimos tiempos. En esa actitud social
tenemos el patrimonio más valioso para darle
forma a las grandes transformaciones que queremos
para México.
Éste
es un Gobierno ciudadano, un Gobierno que se nutre
de la creatividad y del compromiso social; del espíritu
de participación que late en los corazones
de las y los mexicanos, encontrarán siempre
un aliado en mi Gobierno. Juntos podemos mucho, solos,
casi nada.
Para
lograr el éxito en un problema crónico
y complejo que involucra a muchos factores y actores,
es fundamental crear un sistema que conjunte las capacidades
de todos y de todas.
No
es sólo el futuro de México lo que está
en juego en cada una de nuestras niñas y niños,
es también el presente de la patria.
El
reto es enorme y muchos y complejos los obstáculos,
pero toda meta se alcanza andando, se alcanza tomando
decisiones, se alcanza trabajando en equipo, y no
hay de otra más que ponernos a trabajar, arremangarnos
la camisa de inmediato, hoy, como ya se dijo.
Tal
como nos lo acaban de señalar, el Gobierno
deja mucho que desear, es correcta esa apreciación
y uno de nuestros grandes retos es hacer un Gobierno
de calidad; un Gobierno transparente y que rinda cuentas;
un Gobierno humanista y un Gobierno de resultados;
un Gobierno que cueste menos, que rinda más,
que deje de consumir tanto dinero hacia adentro como
buen glotón y que ese dinero regrese directamente
a los programas, a las inversiones, a los proyectos.
Sólo
en este año estamos comprometiéndonos
a lograr ahorros por un nivel de 30 mil millones de
pesos y es un compromiso grande y un desafío;
30 mil millones de pesos que el año que entra
regresarán a la sociedad y no se consumirán
hacia adentro del Gobierno.
Efectivamente
tenemos muchos programas que eliminar, tenemos muchas
dependencias que desaparecer, tenemos muchos gastos
superfluos que eliminar, tenemos muchos procesos que
mejorar, tenemos mucha productividad que alcanzar.
Ésa es una de las aportaciones grandes que
queremos hacer: un Gobierno de calidad y un Gobierno
eficaz.
También
queremos y estamos luchando para hacer crecer la economía,
lo cual significa hacer crecer las oportunidades para
cada familia y para cada persona; significa hacer
crecer el ingreso de cada trabajador, de cada ejidatario,
de cada padre de familia.
Es
indispensable que las familias en México tengan
el ingreso suficiente para tomar sus propias decisiones
y para lograr su propio nivel y calidad de vida, que
es urgente en nuestro país. Las
niñas y los niños de la calle están
en mi pensamiento cada día, lo están
nuestros hermanos y hermanas indígenas, lo
están los 40 millones de pobres que hemos acumulado
en nuestro país, 40 por ciento de la población.
Todos y todas están en mi pensamiento cada
día, son el motivo de nuestro trabajo y son
la prioridad más amplia en nuestro Gobierno.
Esto es cierto también para cada uno de los
miembros del gabinete y del equipo de Gobierno.
Por
ellos, por todo este conglomerado trabajamos todos
los días todos y todas los que formamos parte
de este Gobierno. Pero no basta tener buenas intenciones,
tener compromiso y tener ganas de hacer las cosas.
Tenemos que dar resultados y lo sabemos bien, y tenemos
que responder a las expectativas de ustedes y a las
esperanzas de estos jóvenes y de estos chiquillos.
Es
para ellos que le queremos dar forma a un nuevo México.
Con ellos queremos construir una patria en la que
desaparezca la realidad dolorosa que sufren.
Soñamos
un México donde exista, donde no existan el
abandono, el desamor, el hambre, la violencia y la
falta de oportunidades. Ese
sueño está a nuestro alcance. Nos podrá
tomar más o menos tiempo, pero depende para
recorrer esa distancia de la capacidad que tengamos
de sumarnos; de sumarnos para trabajar juntos y en
equipo.
Ese
sueño entonces está a nuestro alcance,
hay que salir a su encuentro.
Muchas
gracias. |