Luego
del evento del día 6 de marzo en donde el
Presidente de la República presentó
este programa denominado también “de
la calle a la vida” se antoja ahora preguntar
¿qué sigue?.
Pero
antes quizá sea necesario hablar de lo que
se ha alcanzado hasta el momento, al menos desde
la perspectiva de quienes hemos impulsado este proceso
desde las organizaciones de la sociedad civil, por
eso invitamos a una reflexión compartida.
Si
pensamos en el proceso mismo de las organizaciones
encontraremos que este es el campo en el que se
pueden registrar mejores avances. En este plano
vale la pena destacar aspectos como:
-
El
establecimiento de un diálogo y acercamiento,
franco y de confianza entre los lideres de más
de quince organizaciones de atención
a niñas, niños y jóvenes
de la calle.
-
La
integración de un grupo promotor que
ha asumido diversas responsabilidades dentro
de este proceso;
-
El
establecimiento de un incipiente sistema de
información entre las diversas organizaciones
que se han vinculado a esta tarea y que nos
ha permitido una comunicación más
fluida;
-
La
realización de una taller con directivos
y coordinadores de 38 instituciones relacionadas
con la problemática de la infancia callejera
que, además de haber sido desarrollado
por las propias Organizaciones permitió
el reencuentro entre estas dentro de una tarea
de interés colectivo como lo fue la producción
conjunta de propuestas pensando en el programa
nacional.
Todo
lo anterior nos va dando indicadores para medir
lo que a las organizaciones del sector nos falta
recorrer en el camino, así como fortalecer
nuestra conciencia de que cada uno somos parte de
algo más grande, el sector de las organizaciones,
en las que como tal tenemos todavía tareas
y responsabilidades pendientes. En suma, que
como sector de Ong's todavía nos falta por
crecer en la articulación y la incidencia.
También
en el ámbito de los avances se encuentra
el taller realizado con niñas, niños
y adolescentes que han permitido recoger importantes
propuestas que pueden ser de utilidad tanto para
este programa como para la misma agenda de futuro
(es decir aquella que se firmará en Nueva
York el próximo mes de septiembre). De la
misma forma que en el taller de los adultos, esta
experiencia puede ser la primera de una serie que
contribuya a potenciar las capacidades de niños,
niñas y jóvenes, y que puede
convertirse en un espacio para expresarse y hacer
valer ese derecho, incidir en los programas de los
que son parte y en la definición de propuestas
de modificación al marco juridico.
Hay
que resaltar la impresión tan grata y fuerte
que a la mayoría causó Nallely con
el discurso pronunciado a nombre de niñas,
niños y jóvenes que participaron en
el taller; no solo por su aplomo y capacidad o por
la forma en que sonaban esas palabras en el evento,
sino porque el hecho muestra el potencial de este
grupo. Por lo pronto una buena parte de niñas,
niños y adolescentes participantes en el
taller ya están esperando lo que sigue.
Ante
esto, para las organizaciones que hemos promovido
este proceso existe la convicción de que
más allá de las posibilidades reales
de que el programa presentado por Vicente Fox el
martes 6 tenga el aterrizaje apropiado, es fundamental
fortalecer la agenda propia de las organizaciones
que trabajan a favor de niñas, niños
y jóvenes en situación de calle en
una dinámica que trascienda el momento político.
En esta tarea deberá estar presente la participación
de estas niñas, niños y jóvenes.
En
lo que toca a la de la relación con el gobierno
también hay que registrar aspectos interesantes,
como lo es el hecho de que en el programa presentado
se estén contemplando prioridades puestas
por las organizaciones, además de que se
ha abierto la puerta para que los contenidos específicos
de este programa sean construidos con los aportes
de las organizaciones de la sociedad civil, como
los vertidos dentro del taller.
No
podemos ser para nada triunfalistas ya que el proceso
de relación logrado hasta aquí ha
dejado mucho que desear: los intentos de imposición
de una agenda o una metodología, la pretensión
de un acto en donde niñas, niños y
jóvenes fuesen solo parte de la escenografía,
hasta la presentación con toda pompa de un
programa sin concluir y – sobre todo, sin
que esté claro aún de donde saldrán
los recursos necesarios para su funcionamiento.
Que decir del hecho de que el convenio que fue firmado
simbólicamente a nombre de las organizaciones
de la sociedad civil nos fue enviado una semana
después del evento, o bien el hecho de que
el maestro de ceremonias el día de la presentación
del programa anunciara a la niña Cinthya
Nallely como beneficiaria de este programa y de
su institución.
Estos
detalles, unos de forma y otros de fondo, hacen
perfectamente entendible que existan dudas en más
de uno sobre si realmente están cambiando
las cosas.
Sin
embargo es necesario volver sobre las expectativas
que al menos quienes hemos promovido esta tarea
desde las organizaciones de la sociedad civil hemos
albergado como para clarificar el camino a seguir
en lo futuro.
Así,
aunque es de esperarse que el gobierno deberá
ir precisando con claridad el monto y origen de
los recursos que se destinarán para la concreción
del programa anunciado, en general este no era el
tema central de nuestra apuesta (aunque no deja
de ser una de nuestras demandas), por ello no extrañó
que el Presidente Fox prácticamente haya
pedido esperar hasta el año entrante para
ver recursos más significativos.
Los
puntos esenciales que hemos defendido y que se recogen
en general en el convenio son las líneas
estratégicas que habrán de precisarse
y ponerse en marcha en la medida que avance el programa:
la concertación y coordinación; el
paquete de actualización jurídica
(que incluye desde reformas a la ley como la posibilidad
de impulsar la norma oficial mexicana para la atención
a esta población); las acciones de fortalecimiento
institucional (que incluye la búsqueda de
soporte y estímulos fiscales y financieros);
la investigación para la producción
de conocimientos; la comunicación social
y el desarrollo de servicios, oportunidades y modelos
de atención.
Más
que sólo estar presentes dentro del programa
anunciado, tales líneas estratégicas
constituyen nuestra agenda básica como organizaciones
de la sociedad civil en el ámbito de niñas,
niños y jóvenes en situación
de calle.
De
ahí que la relación con DIF signifique
sólo una de las vías a través
de las cuales busquemos desarrollar esta agenda.
De esa manera un aspecto central dentro del convenio
con DIF lo constituye un Consejo Técnico
paritario que se encargará de avanzar en
el diseño, ejecución y evaluación
de esas líneas estratégicas. Se trata
de un mecanismo formal de seguimiento y una de nuestras
principales apuestas.
De
ahí que la firma del Convenio que ocurrirá
en próximos días la entendamos más
bien como la formalización de este mecanismo
con quienes se verán involucrados directa
o indirectamente dentro del mismo. Por supuesto
que esperamos que en la medida de que se vayan clarificando
los programas y los recursos las instituciones que
se encuentren dentro de dicho convenio sean de las
primeras en participar de los mismos si así
se desea.
Además
está por iniciar la presentación y
análisis de este programa en al menos los
cinco Estados que se contemplan dentro del mismo
y es conveniente que las organizaciones de cada
uno de esos lugares busquen la manera de incidir
en las mejores condiciones en la definición
de las acciones y en su desarrollo con las autoridades
locales.
Por
ultimo es necesario señalar que el proceso
hasta aquí logrado enfatiza le necesidad
de dedicar tiempo de parte del personal de nuestras
organizaciones a la coordinación y realización
de tareas que son inherentes al mismo y de buscar
los recursos para que las tareas que se generan
se realicen con la propiedad y el profesionalismo
necesarios.
Atentamente,
Organizaciones
Promotoras de la Iniciativa