Una mirada Internacional
En
Irak: la crisis que no termina
Hospitales
que eran asaltados por una población desesperada,
repletos de enfermos y heridos, sin medicamentos ni
equipo; con saldos difíciles de cuantificar:
1, 101 civiles muertos y 6, 800 heridos según
algunas fuentes; crisis humanitaria por falta de alimentos,
electricidad, agua potable y seguridad; niños
muertos por soldados del ejército invasor y
víctimas de minas y proyectiles; niños
que han tenido que optar por la vida en las calles.
Así
en mayo, la coalición anglo-estadounidense
consolidó su invasión a Irak en el plano
tanto militar como político, resultado del
aval otorgado al final del mes por parte de la comunidad
internacional, no obstante la ciudadanía y,
en particular la infancia iraquí, están
muy lejos aún de contar con las condiciones
mínimas para asegurar su supervivencia y desarrollo.
Aunque han tomado fuerza los cuestionamientos hacia
las razones de hacer la guerra a Irak, incluso por
parte de importantes fuerzas políticas dentro
de Estados Unidos y la Gran Bretaña, el tema
va ocupando paulatinamente menos espacio en los medios
de comunicación. Mientras tanto la ocupación
militar no ha logrado establecer el control necesario
para garantizar al menos que las organizaciones humanitarias
brinden la ayuda apropiada, ya que - como lo denunciaron
muchas de estas organizaciones, la coalición
no sólo no contó con argumentos válidos,
sino que omitió un plan para garantizar la
protección de la población civil.
El
interés superior de las armas
En
mayo también se cumplió un año
de vigencia de un nuevo acuerdo internacional: los
compromisos asumidos por parte de los gobiernos del
mundo en el marco de la Sesión Especial de
la ONU sobre Infancia, alcanzados a pesar de que dicha
Sesión se había aplazado como resultado
de los atentados del 11 de septiembre.
Sin
embargo, el UNICEF denunció que sólo
la mitad de los gobiernos pusieron en práctica
las primeras medidas para establecer un plan de acción
para avanzar en el cumplimiento de los compromisos
adquiridos y que se consignan en el documento denominado
"Un Mundo Apropiado para la Infancia". Para
dicho organismo, los recursos que se deberían
haber destinado a los niños fueron utilizados
para la guerra, en un mundo en donde 840 millones
de personas sufren desnutrición, 120 millones
de niños nunca han ido a la escuela y otros
11 millones mueren de enfermedades fácilmente
prevenibles.
No
obstante habrá que considerar que los datos
de UNICEF no incluyeron a países que, como
México, presentaron su plan nacional de acción
pero sin que ello significase una mayor inversión
en el desarrollo de la infancia, sino más bien
un catalogo de programas contradictorios y en muchos
casos insuficientes para atender las graves necesidades
de este sector de población.
Los
estragos de la guerra en la economía han afectado
incluso a niñas y niños dentro de los
propios países desarrollados como es el caso
de los Estados Unidos, pues tan sólo en Nueva
York los recortes presupuestarios llevaron al cierre
de 12 clínicas de salud infantil durante el
mes de mayo. Así, a pesar de la declaración
del fin de la guerra por parte del gobierno de Bush,
la economía de ese país no se recupera
y por el contrario se advierten nuevos riesgos que
afectan a las economías de todo el mundo por
lo que diversos especialistas ya advierten que, nuevamente,
el mundo no volverá a cumplir las promesas
hechas a la infancia para la próxima década.
Por
si esto fuera poco los conflictos militares no terminan
con Irak. En los territorios ocupados de Palestina,
cada incursión del ejército israelí
ha dejado un saldo de niños muertos y heridos,
incluso recién nacidos; por supuesto los israelíes
reclaman también por los muertos civiles de
su lado como producto de los atentados suicidas. De
acuerdo a cifras de Amnistía Internacional
al menos 350 niños palestinos han sido asesinados
en los últimos dos años por parte de
ataques deliberados del ejército israelí,
los cuales parecieron recrudecerse en el pasado mes
de mayo animados por la cruzada contra el terrorismo
que justificó la invasión militar a
Irak. Especialistas advierten que la mediación
de los Estados Unidos en el conflicto conlleva el
riesgo de una guerra civil Palestina y el agravamiento,
por ende, del mismo.
Mientras
tanto en otras regiones los conflictos armados parecen
llamar menos la atención de la comunidad internacional
quizá porque los intereses geopolíticos
son menores. Tal es el caso del Congo en donde tan
sólo en el mes de mayo fueron encontrados 310
cadáveres en el marco de los conflictos interétnicos
que han provocado además el desplazamiento
de más de 350 mil personas; ha sido hasta el
fin del mes que las Naciones Unidas han autorizado
una fuerza multinacional de paz.
Un
país de África en donde también
los niños están siendo víctimas
de conflictos armados es Liberia, en donde cientos
de miles de personas han sido desplazadas de sus lugares
de origen y en donde ocurren atroces crímenes
de guerra. Sin embargo este conflicto no parece recibir
atención por parte de la comunidad internacional
a diferencia de su vecina Sierra Leona en donde ya
se encuentran presentes las fuerzas de paz de la Naciones
Unidas.
Otro
foco de tensión se encuentra en Indonesia:
durante el mes de mayo organizaciones de derechos
humanos de ese país denunciaron que el ejercito
ejecutó a un número no especificado
de niños, mientras otros 23, 000 mil fueron
desplazados y más de 300 escuelas quedaron
destruidas sin que se supiera exactamente si los responsables
eran del ejercito rebelde o del oficial.
Es
por lo anterior que adquiere una importante relevancia
el informe de Amnistía Internacional presentado
a finales del mes, al señalar que la lucha
antiterrorista del gobierno de los Estados Unidos
ha debilitado la defensa de los derechos humanos,
a la vez que ha alentado graves violaciones a las
leyes internacionales.
Tierra,
agua y hambre: no todo fue SARS
En
mayo también la naturaleza cobro víctimas
infantiles sobre todo -como suele suceder siempre,
entre los más vulnerables: en Turquía,
primero y en Argelia, posteriormente, se registraron
terremotos que evidenciaron la falta de coordinación
de los respectivos gobiernos y la poca atención
de la comunidad internacional para enviar ayuda humanitaria
de manera eficiente.
En
Argentina inundaciones provocaron al menos la muerte
de 14 personas y que otras 90 mil tuvieran que evacuar
las zonas afectadas; todo lo cual no hizo sino agravar
las difíciles condiciones que de por sí
padece esa población como resultado de la grave
crisis económica y política, al grado
de que ONGs alemanas presentaron una denuncia contra
el gobierno argentino ante la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU por violar el derecho a la alimentación
establecido en el Pacto de los Derechos Económicos,
Sociales y Culturales; ya que mientras en algunas
provincias los niños presentaban desnutrición
de segundo grado (en algunos casos sin comer durante
varios días), en el país se producen
10 veces más alimentos de los que necesita
la población, evidenciando la falta de programas
apropiados para hacer frente a dicha situación.
En
tal contexto el nuevo presidente, Néstor Kirchner,
tomó posesión dejando abierta la interrogante
de si será capaz de cumplir su principal promesa
de combatir la pobreza del país.
Así,
el hambre se ha dejado sentir en todas las latitudes
del mundo a pesar de que apenas en junio de 2002 se
había realizado en Roma la II Cumbre Mundial
sobre Alimentación y diversos gobiernos y organismos
advirtieran de la grave situación. En mayo
observamos que el hambre no sólo tocó
a los países de África, Asia, Latinoamérica
o Europa del Este en donde es ya una característica
permanente: incluso en Nueva York, la Ciudad más
rica del mundo, un informe reveló un aumentó
del 67% en el número de personas hambrientas.
En
ese contexto, será importante estar atentos
a las recomendaciones que emita el Comité de
los Derechos del Niño de la ONU a los 10 Estados
que durante este mes presentaron su informe de avances
en la aplicación de la Convención. Sobre
todo es cada vez más urgente analizar el efecto
que provocó la invasión en Irak al de
por sí cuestionado sistema internacional de
derechos humanos, representado en la ONU, a fin de
buscar las estrategias más apropiadas para
restaurar, a la vez que fortalecer su papel en un
mundo que vuelve a polarizarse poniendo en riesgo
la vida de millones de niñas y niños.
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